miércoles, 13 de abril de 2011

Desastre nuclear en Japón


Tras el accidente de la planta nuclear japonesa Fukushima Daiichi el pasado 12 de marzo, los miedos y los rumores han llevado a la opinión pública global al borde de la histeria: desde quienes creen que el accidente va a destruir la vida en vastas zonas de Japón hasta quienes dicen que la energía nuclear debe ser prohibida y las centrales nucleares desmanteladas inmediatamente.
Para despejar dudas, dos miembros de la Sociedad Nuclear Mexicana y catedráticos en la UNAM: el ingeniero Carlos Villanueva y la doctora Cecilia Martín del Campo respondieron varias preguntas relacionadas con las centrales nucleares, la radiactividad y el accidente de la planta nuclear japonesa; una historia cuyo final aún parece lejano.
¿Qué pasó realmente en la central atómica de Fukushima?
Según la información disponible, luego del terremoto que azotó Japón el 11 de marzo (alrededor de las 14:45 horas, tiempo de Japón), los reactores nucleares fueron apagados, introduciendo largas piezas de metal llamadas barras de control.
Sin embargo, las barras de combustible del reactor (largas cápsulas de una aleación denominada zircaloy rellenas de pastillas con dióxido de uranio) requieren de algunas horas para terminar completamente las reacciones de fisión en su interior, lo que mantiene al núcleo del reactor a cientos de grados centígrados.
El tsunami que alcanzó la central Fukushima Daiichi una hora después tenía alrededor de ocho metros de altura e inundó los cuartos de máquinas donde se halla el grupo de generadores eléctricos que constituían la segunda fuente de electricidad que mantenía el agua circulando en el núcleo del reactor. La energía de la misma planta se apagó tras el sismo.
La planta de Fukushima contaba con un tercer sistema de baterías para mantener las bombas de agua operando, pero al parecer, tres horas después del terremoto dichas baterías agotaron su carga y las bombas de agua se apagaron, con lo que la temperatura del núcleo en tres de los seis reactores (específicamente en los reactores 1, 2 y 3) se elevó a más de 1,200 grados centígrados, lo que hizo que el vapor dentro del núcleo reaccionara con el zircaloy de las barras de control y generara grandes cantidades de hidrógeno.
Ante la situación, los operadores de la planta decidieron la mañana del 12 de marzo tomar una decisión de emergencia: enviar el hidrógeno que se estaba formando en el núcleo del reactor hacia el edificio de contención secundria (que es el edificio externo del reactor). Debido a que el hidrógeno en contacto con el aire reacciona con violencia, una serie de explosiones dañaron en diverso grado los edificios de los tres reactores.
Aún no está claro el daño ocurrido en los reactores nucleares afectados, pero es posible que se hayan creado grietas y fracturas en las estructura de contención primaria (estructura de hormigón que contiene la vasija del reactor) además del daño de los edificios, por donde la radiactividad y el agua de mar inyectada para enfriar el reactor tras la emergencia se han fugado al medio ambiente.
¿El accidente de Fukushima es del mismo tipo que el de Chernóbil?
El accidente de Fukushima no es del mismo tipo que el de Chernóbil, y de hecho presentan diferencias fundamentales. El reactor de Chernóbil no tenía una estructura de confinamiento primario (envase de concreto y varilla reforzada de más de metro y medio de grosor que rodea la vasija metálica del reactor), por lo que una explosión lanzó toneladas de material radiactivo directamente al exterior.
Otra diferencia fue que las barras de combustible del reactor de Chernóbil estaban rodeadas de grafito (una forma de carbono) por lo que al aumentar la temperatura de las barras de combustible, el grafito se incendió, quemando buena parte del combustible y liberándolo a la atmósfera.
En el caso de Fukushima, las explosiones no se han presentado en el núcleo del reactor (contrario a lo ocurrido en Chernóbil donde el núcleo estalló) y todo el material radiactivo sigue confinado dentro de la vasija de acero, a su vez inserta dentro del contenedor primario.
No se pueden descartar fracturas o grietas en las estructuras de los reactores afectados, pero es muy improbable que ocurra algo cercano a la explosión que destruyó por completo el reactor 4 de la central de Chernóbil en abril de 1986.
¿Qué tipo de radiactividad se ha liberado tras el accidente?
Las mediciones realizadas han detectado tres elementos radiactivos afuera de la central de Fukushima: Yodo 131, Cesio 137 y Estroncio 90. El yodo 131 es el que más preocupación ha causado debido a que los seres vivos lo absorben con facilidad y a que se ha liberado en agua filtrada por grietas en reactores dañados.
Sin embargo, su vida media (el tiempo que pasa para que pierda la mitad de su radiactividad) es de apenas ocho días, además de que se está disolviendo en la enorme masa de agua del océano Pacífico.
El cesio 137 tiene una vida media de 30 años y el estroncio 90 de 28.8 años, pero las mediciones indican que la mayor parte de la liberación de estas sustancias ha ocurrido dentro de los edificios de la central de Fukushima, por lo que su dispersión en el ambiente ha sido por debajo de los límites de seguridad.
Ocasionalmente se ha escuchado que las autoridades niponas han retirado lotes de alimentos y se han ordenado evacuaciones, pero esto ha sido por cumplimiento de normas internacionales preventivas más que por un peligro inminente a la salud.
¿Por qué la radiactividad es peligrosa?
La radiactividad es una forma de energía no muy diferente a la luz solar. Algunos tipos de radiación (como la radiación gamma) atraviesan la piel, penetran las células y chocan con los átomos del material genético celular, dañándolo al punto que las células no pueden funcionar correctamente y mueren o causan falla del organismo o, cuando las concentraciones de radiactividad son menores, aumentan la posibilidad de desarrollar cáncer.
Sin embargo, la radiactividad es una variedad de energía fácil de medir y de controlar, por lo que organismos como la Agencia Internacional de Energía Atómica a nivel mundial y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) monitorean continuamente la radiactividad.
De hecho, la CNSNS publicó un reporte sobre la radiactividad de Fukushima que ha llegado a México y halló que no representa riesgo alguno para la población.
Con Fukushima ¿quedó cancelado el desarrollo de la energía nuclear?
En absoluto. Ante la disminución en las reservas de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), una opción sería recurrir a la energía de fuentes renovables como la luz solar y el viento. Sin embargo, son fuentes que aún presentan problemas de confiabilidad y de eficiencia e incluso son igualmente vulnerables a fenómenos como terremotos y tsunamis.
Es probable que el rediseño de la red de producción y distribución de energía eléctrica en los años por venir incluirá un importante componente de energía nuclear pues sigue siendo una fuente confiable y segura de energía ya que no emite dióxido de carbono y aunque tres .
incidentes han manchado su reputación (Three Mile Island en 1979, Chernóbil en 1986 y Fukushima en 2011), su hoja de servicios sigue siendo favorable frente al uso de combustibles fósiles que emiten contaminantes en todo momento y a que los accidentes en forma de derrames petroleros y fugas de combustible ocurren todo el tiempo.
Noticia publicada por: Javier Martínez Boix

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